La
adicción a las drogas ilícitas, al alcohol e, incluso, a ciertas drogas
empleadas en medicina como los tranquilizantes o los analgésicos, y que se
conocen como psicoactivas, es uno de los problemas de salud pública más
importantes en todo el mundo.
En
ella pueden caer desde los niños y los adolescentes hasta los a los adultos,
sin distingo de clase social o de nivel educativo. Es más, la comunidad médica
ya considera la adicción como un desorden crónico que afecta a las neuronas
encargadas de los procesos mentales de pensamiento, raciocinio, voluntad y
placer.
El
adicto no es voluntariamente adicto; más bien es víctima de un conjunto de
circunstancias orgánicas y ambientales que lo conducen a seguir una línea de
comportamiento y un estilo de vida que, si bien puede abandonar, le resulta muy
difícil.
De
hecho, actualmente los índices de adicción a las diferentes sustancias
mencionadas son tan alarmantes, que sus repercusiones, amén de afectar la
tranquilidad y economía familiares, constituyen un rubro muy alto en el
presupuesto, particularmente en lo que se refiere a investigación médica,
prevención y rehabilitación de los adictos. Tan sólo en Estados Unidos, por
ejemplo, la inversión de los últimos años ha sido de 80 mil millones de dólares
anuales.
Es
por ello que trabajar en la prevención es una de las tareas más urgentes de la
sociedad, comenzando por la familia, que debe estar adecuadamente informada
sobre las “opciones” que se encuentran en las calles, en los círculos de
amigos, en los colegios y universidades.
http://polciita.wordpress.com/
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